lunes, 16 de diciembre de 2013

No quise hacerlo


Siempre he sido de la opinión que... cuando algo se acaba... es porque lo que tiene que venir es... Mejor.





Durante los tres años que estuve sin Amo... algunas voces me decían que... tenía que bajar el listón.





No quise hacerlo... no me daba la gana bajar nada... porque no había nada que bajar.





Desde bien joven me negué a estar con nadie... por el solo hecho de estar.





Por aquella época... había leido... "la reina que le dió calabazas al caballero de la armadura oxidada"... de Rosetta Forner.





De sus páginas... me había quedado con un párrafo espectacular que dice:





"No
te niegues la vida, no te
quites la corona para parecer menos alta
y que así tu caballero de armadura demasiado oxidada se sienta cómodo
en su altura junto a ti.”





Y con la definición de una palabra: SOLA... (que no solitaria)... Sensible... Original... Líder... Auténtica.





Quizás siempre haya sido demasiado orgullosa... quizás llegó el tiempo en que me negué a aceptar menos de aquello que me llenara... quizás...





A veces... esperar era duro... descorazonador... había momentos en la que la apatía me embargaba... y otros en los que pensaba que ya había tenido demasiada suerte... y que ya no llegaría nadie más.





Pero me equivocaba...





Un día... llegó Él... A... por sorpresa... sin esperarlo... y probablemente en un momento en que ni siquiera lo deseaba.





Me cautivó... me atrapó... me doblegó... y me hizo Suya.





Hace unos días me preguntaba si... de habernos conocido en una de esas cenas y/o fiestas a las que asistía con una cierta regularidad... y a las que Él es tan esquivo... el resultado hubiera sido el mismo.





Creo que sí... que cuando dos personas están "condenadas" a conocerse... no importa el medio... el lugar... ni la circunstancia... porque lo que tiene que pasar... pasa.





Apenas ha transcurrido algo más de año y medio... y me sigue pareciendo que... acabamos de empezar.