Estaba una fregona por enero
metida hasta los muslos en el río,
lavando paños con donaire y brío
y mil necios trayendo al retortero.
Un cierto conde alegre y placentero
la pregunta por gracia: -¿Tienes frío?
Respondió la fregona: -Señor mío,
siempre llevo conmigo yo un brasero.
El conde, que era astuto y supo dónde,
la dijo, haciendo rueda como un pavo,
que le encendiera un cirio que traía.
Y dijo entonces la fregona al conde,
alzándose las faldas hasta el cabo:
-Pues sople ese tizón Vueseñoría. Félix María Serafín Sánchez de Samaniego
jijiji
ResponderEliminarLo leí por primera vez en el blog de Sayiid y menuda sorpresa me llevé al ver que nada tenía que ver con cigarras, ni cocodrilos, ni ratones XDDDDD!!!!
Me ha encantado, esta mañana, volverme a topar con Samaniego... y por supuesto... CONTIGO!!!!
Muassss muasssssss muasssssssss!!!
Muchas gracias... como siempre... Sweet :))
ResponderEliminarmuassssssssssssssssss